Por Jeannette Pacheco Campos

En el mundo andino quechua, la mujer ocupa un espacio importante dentro de la sociedad. La vida social, laboral, familiar y espiritual, son ejes fundamentales dentro de lo que conforma un ayllu, un conjunto de familias. Estos espacios están intrínsecamente unidos y cada uno tiene su relevancia para la conformación del ser Warmi, mujer. Mi abuela paterna me enseñó que las mujeres se tejen entre sí, se juntan para tejer en telar u otro medio, y ahí, en ese entramado de hilos, van tejiendo sus vidas. Las mayores cuentan sus experiencias, anécdotas y vivencias, y las más jóvenes aprenden de esas historias. Las niñas escuchan y aprenden: a limpiar el vellón, a hilar, a teñir, a tejer. Así como aprenden esos pasos del tejido, van, sin siquiera imaginarlo, hilando hilos sutilmente femeninos, que las envuelven en ese sin fin, que no es simplemente tejer.

Ahí, se hila la vida, los campos, los animales, las relaciones, la familia, el ser de cada una, su espíritu, la Pacha Mama. Todas nos conectamos con la Pacha, con el lado femenino del planeta, y nos conectamos como si un cordón dorado nos uniera. Somos Warmintin, entre mujeres.

Ya sea que las mujeres estemos en el campo o en la ciudad, en matrimonio o en soltería, en su territorio o en otro, todas, de alguna manera, estamos conectadas por las enseñanzas de nuestras madres y abuelas, las de ahora y las de antes. Son siglos de linaje femenino que se entrelazan, que forman una trama, tal como el tejido que se arma atado a la cintura, al árbol, al suelo, al bastidor. Tejido que se conecta con lo profundo del ser de la Madre Tierra y da la fuerza a las mujeres que deciden liderar sus comunidades, sus familias, sus grupos.

Hoy podemos ver, a lo largo de Chile, a las mujeres indígenas que lideran con fuerza y tradición, en sus respectivas comunidades y regiones. Lideresas, activistas, emprendedoras, dirigentas, presidentas, madres, hijas, abuelas, niñas y adolescentes. Somos Warmikuna, mujeres.

En Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Valparaíso y Metropolitana, cada mujer lideresa quechua que habita en estos territorios, es parte de esos hilos que en su momento tejieron Micaela Bastidas y Bartolina Sisa.

Que el legado que ellas dejaron, siga en nuestras banderas de lucha, en nuestras consignas y así, algún día, otras mujeres continuen el legado del tejido ancestral, abriendo caminos a las que vienen y honrando a la Pacha Mama. ¡Haylli, haylli, haylli!


Jeannette Pacheco Campos

Descendiente quechua. Profesora de Artes visuales, interculturalidad y cultura quechua en la universidad de Santiago. Magíster en Arte latinoamericano.

Administradora de la plataforma Sabiduría Andina y presidenta del instituto indígena IACCTIS.