Salud, Medioambiente y pueblos originarios en el contexto actual
Por María Olmos Loncopán
Quizás muchos y muchas de ustedes hoy dicen: “Qué piden tanto los pueblos originarios y afrodescendientes en Chile”. En particular bajo este nuevo proceso constituyente, en el cual se espera una nueva carta fundamental, dentro del cual todas y todos, tuvimos un gran anhelo, un espíritu emancipador, respecto a eliminar una Constitución con tantas trabas, y problemas, que afectan tanto a los chilenos, como a los pueblos originarios. Sin embargo, hoy en día, que las grandes expectativas de esta transformación ya no son las mismas, surge la incertidumbre de si habrá este reconocimiento de la plurinacionalidad, o no. Puesto que aún no se tiene la mirada de pueblo colectivo en nuestros constituyentes, que permita reflexionar desde las primordiales necesidades a la estipulación jurídica, y que impida que el proceso tenga una alteración de estas etapas de reflexión, dejando el ámbito jurídico por sobre las situaciones que necesitan un acción concreta y expresa, en el país.
Es así que, los pueblos pedimos (“exigimos”) la plurinacionalidad con todo lo que esto significa, obviamente, no se puede desarrollar está situación de manera insuficiente. Siendo más específica, en lo que corresponde a si garantizará un territorio y una autonomía real, sabiendo que estos son los principales elementos necesarios para la conformación de una nación, no podemos presumir que la soberanía resida en los pueblos originarios y esté en el territorio que fue despojado, ni esperar que este principio sea desarrollado con las dificultades que se presentan. Es aquí que se habla de la conexión con los constituyentes de nuestros pueblos, si es que van a cumplir esto o si solo caerán dentro de este juego político, porque la idea de que las disposiciones constitucionales se deben de aprobar con un quórum de 2/3, es una gran limitación para los pueblos originarios, dado que son los propios chilenos y chilenas los y las que deben aprobar el Estado Plurinacional. Esto demuestra que todavía permanecen los rasgos del colonialismo de manera legal, sustentando aún la idea de estar bajo el yugo de quienes nos vinieron a despojar de nuestras tierras. Es sobre este punto donde se duda sobre la existencia de la plurinacionalidad; si está dentro de la constitución ¿cómo será su aplicación? ¿Qué mecanismos se utilizarán? ¿Darán una verdadera autonomía, y territorio?
Surgen muchas incógnitas sobre este punto, si estará la cantidad de fuerza política presente, o si nuestros y nuestras representantes de pueblos originarios serán capaces de concretar una buena negociación política, o van a tranzar más de lo que lograrán. En este sentido hay que ser enfáticas y enfáticos en la idea de que si no se habla concreta y expresamente sobre el territorio que corresponde a los pueblos originarios no se garantiza el respeto ni tolerancia que deberán de alguna manera los y las constitucionales establecer en esta nueva carta magna
A esto debemos agregar de que tenemos muchos años luchando por este ansiado respeto, participando de las instancias de diálogo que se realizan a raíz de la adscripción de Chile al Convenio N°169 de la O.I.T. Ya que en su art. 6 se estipula la realización de consultas en caso de que se quieran realizar políticas públicas sobre nosotros los pueblos originarios, o proyectos que puedan afectar el medioambiente, para que expresemos nuestra opinión.
Hoy en día ya no se puede catalogar de consultas, sino más bien de inconsultas gracias a que el Decreto Supremo 66 de marzo de 2014, modificado por Piñera en su primer gobierno, aunque obliga a consultar a los pueblos también indica que si no se llega a acuerdos el Estado ya cumplió con preguntar. Luego de eso es el Estado quien decide. Esto deja aún en mayor evidencia la nula voluntad de acción para tratar problemáticas de fondo, lo que realmente hace que sean instituciones que no quieren generar cambios. Se habla en primera instancia de la obligación de los Estados en consultar, para que después ellos puedan decidir según sus propios intereses. Entonces llegamos al punto de ¿Qué es lo que se puede comprender por no llegar a acuerdo?, siendo así que los pueblos nos hemos alineado en varias consultas, pero de alguna manera hacen que nuestras decisiones no sean vinculantes ni aplicables a la brevedad. Se han desperdiciado años de trabajo, de mucha justificación de recursos para generar trabajos, que a la larga se vuelven inoperantes dentro del actuar con los pueblos, dejando guardado en un escritorio todo lo que se ha logrado crear. No significa que en otras situaciones no haya ocurrido, pero aún no han dado sus resultados, intentando entablar un diálogo que dé respuestas claras, aprovechando las instancias.

Un ejemplo de esto es sobre la consulta de salud, una de las más largas en tiempo y utilización de recursos fiscales que comenzó en el año 2013, con la consulta de salud indígena, basados en el art. 7 de la Ley de derechos y deberes del paciente. En este proceso tratamos de resguardar la salud de los pueblos, con todo lo que ello implica. La salud, siendo la base de nuestro desarrollo y parte de nuestra esencia de existir, es limitada en su implementación por la densidad poblacional de personas de pueblos originarios. Esto NO representa la interculturalidad esperada, puesto que, aunque exista 1 persona de pueblos originarios deben existir todos los medios para que su atención en un centro de salud sea en base a su cultura, no relegándolo a usar la medicina chilena, implantada, si es que este no quiere.
Para dejar como reflexión, sumando ahora el medio ambiente, es parte de nuestra idea como mapuche del Itrofil Mongën (El buen vivir) el que se conecte la cosmovisión y la naturaleza. De modo que si no resguardarnos los cerros, montañas, el mar, los ríos, los menokos, toda la tierra sufre y sobre todo nuestras autoridades en salud, dado que ya no se puede encontrar lawen (medicina) fácilmente. Cada día se tienen alejar más para no encontrar bosques ancestrales dañados por quienes usan las hierbas medicinales para lucrar. Lo que impide resguardar su sustentabilidad en el tiempo, siendo que antiguamente se podía encontrar lo necesario en todos estos territorios.
Hoy todo se encuentra destruido por las grandes empresas, y personas inconscientes, siendo tan maltratado este país tanto por las personas como por el sistema depredador, que no logran tener una mirada consciente sobre los pueblos originarios.
María Olmos Loncopán
Nacida el año 1968 en Chiguayante, es la 1era generación de su familia que vive el despojo territorial de su tierra natal Panguipulli, es dirigenta y lideresa mapuche. El año 2013 conformó la Asociación Rayen Leufu de la cual su Representante legal. Ha participado en numerosas consultas que se han realizado a los Pueblos originarios: en septiembre de 2014 como vocera regional en la Consulta para el Ministerio de desarrollo social, en Junio de 2016 como miembro del Comité Técnico del proceso de consulta Indígena Nacional. Además de esto concretó el 1er Encuentro de Mujeres Mapuches a nivel nacional el 2013 y el 1er Congreso nacional e Internacional de Mujeres de pueblos originarios, en un trabajo autogestionado. El año 2016 realizó un Diplomado de Derechos Humanos en la Universidad de Concepción. Por último, fue electa como consejera de las Artes, las culturas y el Patrimonio en la Región del Biobío desde el año 2019.