Por Denise Silva Quichel

La resistencia de la identidad, desde el poco o nulo conocimiento del ser, ha sido difícil. El estar lejos de los territorios rurales cuestiona muchas veces la identidad de miles de personas que transitan por la ciudad de la frontera, la Waria Concepción, territorio histórico mapuche, donde hubo muchas batallas. En este territorio aún existen en la memoria sitios de significación cultural y espiritual importantes. Se cree que este territorio está despojado de los y las CHE, personas mapuche, pero no es cierto. Las personas mapuche reivindican espacios para prácticas culturales y espirituales y se conectan con esos espacios naturales que sobreviven a la urbanización intentando protegerles, pues desde el Mapuche Kimün son vida.

La invisibilización ha sido brutal, negando los derechos a la identidad wariache, la identidad que lucha por un espacio para hacer los TXAWÜN y seguir aprendiendo en el proceso de encontrar el NORKIMÜN (conocimiento correcto), ya que para algunos y algunas son 3 generaciones de despojo no solo territorial, sino además cultural.

Por eso son necesarios los encuentros, para fraternizar, amistar y planificar la reconstrucción de una forma de vida que se ha visto brutalmente invisibilizada.

Se sabe que hoy cerca del 80% de la población de pueblos originarios ya no viven en sus territorios familiares, pues han sido desplazados hacia las grandes urbes, donde casi desaparecen con la rapidez con la que fluye la ciudad. Fue difícil el proceso de adaptación y lo sigue siendo aún, a pesar de conocer la forma no mapuche de trato. Sigue siendo complejo adaptarse a las formas rápidas, no consensuadas y poco amigables que existen para tratar los elementos base de nuestra cultura. Nuestro pensamiento no es funcional a la economía, ni al desarrollo insostenible que tiene en torno a las aguas del río más ancho de Chile, preso en sus inicios y sin fuerza en el final en la desembocadura. Los pocos elementos naturales, el ITXOFIL MOGEN, luchan para no desaparecer en estos pequeños espacios que les va dejando el “progreso”. El ser mapuche se lleva grabado en alguna parte del ser, puede no saberse hacer correctamente un ngillatu, o no hablar fluidamente mapuchezungun en ocasiones, pero se tiene la conciencia de ser responsable de mantener el equilibrio de los espacios naturales, de esos espacios que en la urbe no se ven tanto, pero ahí están esperando ser vistos y respetados. Tal cual la gente mapuche con quienes conviven.


Denise Silva Quichel

Presidenta Asociación Mapuche Newentuaiñ

Consejera Regional Indígena ante las Culturas, las artes y el Patrimonio,

Región del Biobío