Desde la experiencia de los Changos de Caleta Chañaral de Aceituno

Por Comunidad Indígena Álvarez – Hidalgo y Descendencia

Historia y Memoria del Pueblo Chango

La Agrupación Cultural Changos Descendientes del Último Constructor de Balsas de Cuero de Lobo, de caleta Chañaral de Aceituno, una de las organizaciones impulsoras del reconocimiento del Pueblo Chango, se compone de una familia originaria de esta caleta, quienes viven del mar. Son buzos mariscadores, pescadores o recolectores de orilla, recolectoras de algas y notables portadoras de memorias culinarias.

 

Los abuelos fueron pescadores, constructores de balsas de cuero de lobo, y crianceros de cabra. De su historia más reciente, se ha documentado que provienen de un tronco familiar común, compuesto por don Roberto Álvarez, más conocido como el chango Robe, y por doña Juana Hidalgo, quienes desde el año 1912, fundaron y vivieron permanentemente en la caleta Chañaral de Aceituno, y en sus alrededores, transitando entre Chungungo, en la Región de Coquimbo, hasta el Sarco, en la Región de Atacama, incluyendo la isla Chañaral. Estos abuelos vivieron toda su vida de lo que el mar les entregó además del cambalache (intercambio), y de lo que les proporcionaban los caprinos.

Registros y vínculos historiográficos, desde la Caleta de Chañaral

Mientras habitaban la caleta Chañaral de Aceituno e isla Chañaral, el chango Robe y su esposa recibieron centenares de amigos, conocidos, transeúntes, historiadores, arqueólogos, entre otros, personajes de importancia histórica. Uno de ellos, fue el connotado arqueólogo Hans Niemeyer, con quien tuvo una relación de amistad y quien fue testigo de la construcción de la última balsa de cuero de lobo que se tenga registro. Dicha balsa fue construida en 1967 y luego donada al Museo Arqueológico de La Serena, donde se encuentra hasta el día de hoy. Este encuentro entre el chango Robe y Niemeyer significó contar hasta hoy con un notable argumento material que da cuenta de un inminente proceso de revitalización del Pueblo Chango.

Otro “tipo” de reconocimiento desde la academia y las ciencias sociales, fue otorgado en los análisis del historiador Roberto Páez, quien en 1985 llegó hasta la caleta y entrevistó a Roberto Álvarez, en ese entonces de setenta y tres años de edad. En esa ocasión, Páez hizo un registro testimonial de la forma de vida del conocido constructor de balsas. Esta forma de vida se basaba en la pesca de la jerguilla con red de enmalle, en la recolección de mariscos de peña, en viajes por temporada a Isla Chañaral para ocuparse del ganado caprino, y en el intercambio de pescados y mariscos con los “Huascoaltinos” por productos del valle, como frutas, verduras y bebestibles. También, realizó una revisión de las relaciones que existían entre los distintos pescadores de las diversas caletas. En particular, consignó cómo se trasmitieron y difundieron los conocimientos y saberes de la emblemática técnica de construcción de balsas de cuero de lobo en Chungungo, Punta Choros y Caleta Chañaral de Aceituno.

Los historiadores siguieron trabajando sobre la dinámica y existencia de una forma de vida que emergió a partir de procesos culturales. Es así como el historiador Jorge Zúñiga, en el año 1986, publica un artículo titulado “Evolución de los géneros de vida de un sector costero del semiárido”, el cual hace una revisión a través de fuentes primarias y secundarias sobre el proceso de poblamiento desde la caleta Chañaral de Aceituno hasta Chungungo, sectores transitados y habitados por las sociedades cazadoras-recolectoras, donde abundan los recursos pesqueros hasta el día de hoy. En este trabajo, el historiador evidencia que entre las caletas de Chungungo hasta Chañaral se complementaba la pesca con la existencia de majadas donde se producía el queso y la carne de cabra. Esto se reconoce como la última fase aculturativa de los Changos, que se configuró posteriormente al mestizaje.

Este material de investigación fue observado por algunos de los miembros de la familia Álvarez, que tuvieron la oportunidad de educarse. Uno de ellos fue Oriel Álvarez, hijo menor de Roberto Álvarez, quien en el año 2003 publicó el libro “El último constructor de balsas de cuero de lobo”, obra que desde el método biográfico aborda las distintas formas de vida que el chango Robe tuvo y heredó a sus hijos. Narrado y descrito desde la estrechez íntima familiar y desde la emocionalidad que implica llevar el legado de un notable conocedor de técnicas inmemoriales.

Otro hecho relevante para la comprensión de las continuidades de los procesos culturales actuales del Pueblo Chango, fue el trabajo realizado por la antropóloga Astrid Mandel, publicado en el 2008: “Los Changos de Caleta Chañaral de Aceituno: dimensiones de una categoría histórica”. Una investigación que observa los procesos de etnogenésis en desarrollo, que corresponden al resurgimiento y a la revitalización de la identidad changa en caleta Chañaral de Aceituno, particularmente de la familia Álvarez–Hidalgo, clan fundador de esta caleta. Que sirvieron de base sociocultural para la emergencia de un proceso posterior de organización.

Tejiendo redes de acción para el reconocimiento del Pueblo Chango

Durante el año 2014, la familia Álvarez-Hidalgo participó activamente como representante del Pueblo Chango en la “Consulta Indígena para la creación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio”, la cual finalizó en el año 2015 con el relevante acuerdo donde el Estado suscribe el compromiso de impulsar el reconocimiento de las culturas preexistentes, como por ejemplo la del Pueblo Chango. Desde ese momento, el Pueblo Chango de caleta Chañaral de Aceituno comenzó su proceso de organización y de participación en distintas instancias convocadas por el Estado y por los Pueblos hermanos.

Por ello, en el mes de mayo de 2015 se constituyó la “Agrupación Cultural Changos Descendientes del Último Constructor de Balsas de Cuero de Lobo” en caleta Chañaral de Aceituno, integrada por sesenta y cinco socios, con personalidad jurídica vigente. Cuya organización comenzó a tejer redes de acción y gestiones para el reconocimiento de su Pueblo, y, en paralelo, revitalizar y realizar la puesta en valor de su cultura a través de diversas iniciativas, proyectos y actividades para visibilizar el legado de sus ancestros.

Así, en el año 2016, uno de los actos simbólicos de significativa relevancia para el Pueblo fue el reconocimiento a las hermanas Estermila y Juana Álvarez Hidalgo, como mujeres de Pueblos Originarios, por parte del ex Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena (5 de septiembre). El Reconocimiento ASÁT’AP fue una distinción otorgada a mujeres indígenas portadoras de conocimiento y cultura de sus Pueblos y que han realizado acciones para su permanencia.

De esta manera, el Pueblo Chango comenzó a ser visible como Pueblo vivo, realizando diversas iniciativas para su revitalización cultural. Así, se continuaron difundiendo las memorias culinarias de Estermila Álvarez Hidalgo, que en el año 2016 formó parte del “Recetario de los Pueblo Originarios” del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, como conocedora de saber culinario con su emblemática preparación tradicional del “Charquicán de Toyo”, que también hacía su madre y que hoy ha aparecido en diversos libros de gastronomía tradicional.

A fines del año 2017, Gustavo Álvarez fue invitado a participar como cultor y expositor, con su réplica de balsa de cuero de lobo en el Encuentro de las Culturas Indígenas, “Horizontes comunes/Territorios anhelados”, instancia desarrollada por el Consejo de la Cultura (exCNCA), a través de su Departamento de Pueblos Originarios, donde un total de 15 obras de arte visual contemporáneo indígena, provenientes de distintos puntos del país, se exhibieron por más de una semana en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), Santiago de Chile.

Así se han ocupado diversos espacios de participación en múltiples ámbitos. Se participó activamente en la consulta del Ministerio de Salud para crear un reglamento que otorga atención de salud con pertinencia cultural a los Pueblos Originarios de Chile, donde el Estado una vez más se comprometió con avanzar en su reconocimiento a través del acta de acuerdo al finalizar el proceso.



En función de documentar y dar cuenta del proceso de organización y dinámica de la identidad territorial changa, en el año 2017, Felipe Rivera, el sociólogo y presidente de la Agrupación Cultural Changos Descendientes del Último Constructor de Balsas de Cuero de Lobo, junto a un equipo de otros sociólogos, antropólogos y fotógrafos, publica el libro “Entre la tradición y Devenir: Mar, trabajo y memoria social de Caleta Chañaral de Aceituno”, financiado por el ex Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, patrocinado por el Museo Regional de Atacama, en colaboración con el Grupo de Investigación de la Pesca Artesanal (GIPART). En este libro abordan desde la investigación socio-histórica y desde la etnografía procesos socio-históricos de mediana duración, de configuración territorial, de comprensión de los procesos de organización y transformaciones/continuidades de la identidad a partir de la memoria histórica.

También se incorporan las transformaciones socio-productivas del trabajo y el lugar central de la memoria culinaria en un proceso de revitalización cultural. Temática que se fue profundizando en la postulación al concurso “El Menú de Chile” del ex Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, con el menú llamado “El Causeo Chango”, elaborado por la agrupación. Este “Causeo” fue incluido en un libro de recopilación de recetas tradicionales, dirigida por la antropóloga, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2013, Dra. Sonia Montecino.

Con respecto al proceso de reconocimiento legal del Pueblo Chango, debemos mencionar que en 2017 ingresa el proyecto de ley que Modifica la ley N°19.253, que Establece normas sobre protección, fomento y desarrollo de los indígenas, y crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, para reconocer al Pueblo Chango como etnia indígena de Chile. El 06 de abril el proyecto ingresa a primer trámite constitucional en la cámara de diputadas y diputados. Posteriormente, el 11 de abril de 2017, pasa a comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios, donde se discute y se toman antecedentes de la biblioteca del Congreso Nacional. Luego, en octubre de 2017 se aprueba en general y en particular en la sala de cámara de diputadas y diputados.

En noviembre de 2017 inicia su Segundo trámite constitucional y pasa a la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía del Senado con activa participación de diversos representantes de organizaciones que se auto identifican como changas, defendiendo la idea del reconocimiento. Pasado un año de discusión en la comisión del Senado, en diciembre del 2018, se termina este periodo con la cuenta del primer informe de la comisión, donde se exponen los principales antecedentes de las intervenciones y audiencias de la sociedad civil organizada. El 23 de enero de 2019, se discute y aprueba en general en la sala del Senado, es decir, se aprueba la idea de legislar sobre la materia. Iniciado el año 2020, se abre el periodo de recepción de indicaciones hasta el 30 de abril, las cuales son propuestas para mejorar el proyecto de ley en tramitación que requieren del patrocinio de un legislador.

Simultáneamente, en enero del 2020, se da lugar a un hito histórico en el proceso de organización del pueblo Chango, se constituye en Tal-Tal, región de Antofagasta, el Consejo Nacional del Pueblo Chango, reuniendo a más de treinta organizaciones desde la región de Antofagasta hasta Coquimbo. A la fecha han mantenido una red de acción coordinada en función del reconocimiento a través de incansables gestiones para tal efecto, trabajando en las propuestas e indicaciones junto a otros Pueblos, para participar en el proceso constituyente a través del proyecto de ley para los escaños reservados para Pueblos Originarios, la cual garantizará la participación de todos los Pueblos reconocido en la ley indígena.

El 27 de enero de 2020, se da cuenta del segundo informe de la comisión, con participación de las agrupaciones de Pueblo Chango, organizaciones de caleta Chañaral de Aceituno, Punta de Choros, Paposo, Tal-Tal y Los Vilos en defensa de las indicaciones presentadas. En junio del 2020, se realiza un nuevo intento para avanzar en el reconocimiento, a través de la discusión en la sala del Senado, intento que queda para segunda discusión. Días después, en el mismo mes de junio, se discute y vota en particular, y se realiza una votación separada de las indicaciones presentadas, donde se aprueba el reconocimiento del Pueblo Chango, sin embargo, se rechaza la indicación de incluir “porción de mar o borde costero” a las áreas de desarrollo indígena. Así, el proceso legislativo pasó a Tercer trámite constitucional, y ha vuelto a la cámara de origen, para continuar su tramitación final.



La concreción del proyecto, un paso a la representación de nuestros Pueblos

El día 8 de septiembre de 2020, quedará en la memoria de cientos de familias del borde costero, quienes fundaron caletas y vieron pasar los años en la invisibilidad y en la postergación. Se pone en tabla el proyecto de ley de reconocimiento en la cámara de diputadas y diputados, dando paso a su discusión y votación, siendo aprobado por una amplia mayoría. Finalmente, luego de más de 3 años de tramitación, el poder ejecutivo despacha el proyecto de ley para su promulgación y publicación en el diario oficial.

Con este acto de justicia se dio un paso significativo para revertir el abandono histórico, otorgándole al Pueblo Chango / Camanchaco su dignidad. Con esto se logra revertir el que por siglos hayan sido olvidados por la historia oficial que los calificó de extintos, que los discriminó por sus olores a pescados y a mariscos, y por andar semi desnudos en los litorales del norte de Chile. Sin considerar que se trataba de miles de pescadores, recolectoras, buzos mariscadores que realizaban la noble tarea de proveer alimento a sus familias y a la sociedad, pero sin la dignidad y el respeto que se merece cualquier ser humano de esta tierra.

A un año del reconocimiento de la décima “etnia”, se ha logrado constituir la primera Comunidad Indígena del pueblo Chango, llamada “Changos Álvarez-Hidalgo y Descendencia de Caleta Chañaral de Aceituno”, reconocida por la ley Indígena. Esta comunidad reúne a las familias descendientes del último constructor de balsas de cuero de lobo, quienes se distribuyen desde la región de Tarapacá hasta la región Metropolitana, con el desafío de lograr encaminar el desarrollo del pueblo. Así, se han ocupado de materias del buen vivir, turismo cultural, ampliación de los derechos de los pueblos indígenas, en generar mayores oportunidades para los y las jóvenes y poder permanecer en sus territorios y desarrollarse plenamente.

Otro desafío será la protección del territorio, hoy amenazado por proyecto extractivistas que están arremetiendo en territorios costeros, como lo es el proyecto minero-portuario “Dominga” y “CAP”, como también la amenaza de los avances de los proyectos de aerogeneradores de empresas multinacionales, que impactan de manera significativa en los terrenos de pastoreo de crianceros de ganado caprino, y en sitios arqueológicos donde se pueden encontrar los vestigios materiales de la historia del pueblo chango.