Por Lorena Monteverde Reyes

Cuando estudié pedagogía, me llamó poderosamente la atención la figura admirable y entrañable, llena de luz y revolución de don Paulo Freire. Leí sobre él y su obra, participé también de algunos seminarios y conversatorios sobre educación popular y la pedagogía del oprimido. Me encantaba además que tuviese relación con la teología de la liberación, tema que también ocupa parte de mis pensamientos y acciones.

Hasta este momento no se había presentado en mi vida una oportunidad concreta de trabajar en educación popular pero el pasado domingo 7 de noviembre fui invitada junto a tres de mis compañeros de la Asamblea Barrio Brasil, organización política, social y barrial a la que pertenecemos, a ser parte del primer encuentro de la Escuela Popular Revuelta Educativa. El encuentro tenía por finalidad, la elaboración de los principios sobre los que se sostendrá un trabajo de educación popular entre los territorios de las asambleas: Portales, Yungay y Brasil.

Puntuales y esperanzad@s llegamos a Villa Portales, que fue la anfitriona, donde nos recibieron varias mujeres, algunas educadoras, otras artistas o trabajadoras sociales que habitan la Villa. Minutos más tarde fueron llegando l@s compañer@s de asamblea Yungay hasta que finalmente fuimos un grupo bien diverso y colorido que compartía las mismas inquietudes, con ganas de aprender y crecer en la educación popular.

En este primer encuentro se trabajaron objetivos, principios y metodologías. Fue muy grato y enriquecedor escuchar las ideas que ahí comenzaban a tomar forma, así como las experiencias de vida de las diferentes personas. Mientras trabajaba con un grupo, mi mente se salió de éste y se concentró, por un momento, en el ambiente del salón vecinal que nos cobijaba. Entonces me di cuenta que se escuchaban palabras coincidentes como: colectividad, cooperación, colaboración, horizontalidad, diversidad, respeto, juego, alegría, compartir saberes, anti neoliberalismo, creatividad, ecología, amor… entre muchas otras.

Fue un muy buen primer encuentro, muchas cabezas pensando, creando, queriendo un mundo mejor y trabajando para un proyecto común que busca unir, a los diferentes barrios vecinos, en la creación de una escuela de educación liberadora, transformadora y humanizadora. El domingo 7 de noviembre se sembró esa primera semilla desde las esquinas y plazas de nuestros barrios. Una semilla que se alimenta de esperanzas de un pronto crecimiento hasta dar los necesarios y bellos frutos para ese Otro Chile que sigue siendo posible. Sobre todo en días en que las nubes del odio y horror amenazan nuestros cielos coloridos y rebeldes.


Lorena Monteverde Reyes