Por Jeannette Pacheco

En la cosmovisión quechua existen tres mundos que rigen la vida de los seres vivos. El Hanaq Pacha o Mundo de Arriba, lugar de las deidades como: Inti, Sol; Killa, Luna; Qoyllur, estrellas, etc. Por este mundo transita Kuntur, el cóndor, que se considera un mensajero entre los seres humanos y las deidades. En Este Mundo, el Kay Pacha, habitamos todos los seres humanos, animales, plantas, aguas etc. Por acá transita el puma, que se mueve entre los humanos observándonos a la distancia. El tercer mundo es el Ukhu Pacha, el Mundo de Abajo o de Adentro. En este viven los difuntos, todo aquello que dejó de transitar por el Kay Pacha, ahora “vive” en ese interior. El ser que se mueve entre ese mundo y el Kay Pacha, es el amaru, la serpiente. Encantadora y astuta, puede entrar y salir cuando quiere.

Por otra parte, también hay que mencionar que, para llegar al Kay Pacha, los quechuas hemos “salido” desde una Paqarina, un lugar de origen mítico que puede ser un volcán, un nevado, un manantial etc. Desde el interior del Ukhu Pacha, salimos por una de estas Paqarinas y llegamos a Este Mundo. Así llegaron los más antiguos a habitar el lugar por donde aparecieron a esta vida que se desarrolla en este plano, tanto espiritual como mundano.

Dentro de la cosmovisión andina quechua, al Kay Pacha venimos a vivir el Sumaq Kausay, Vivir Bien, lo cual implica vivir en armonía con la Pacha Mama, naturaleza, con los otros seres humanos, con los animales y con todo aquello que nos rodea, lo veamos o no. Esto significa no abusar ni explotar la naturaleza, ya que no debe ser considerada como un “recurso”, pues no es un objeto, la naturaleza es un gran ser vivo, que siente, respira, se comunica y se relaciona con los seres humanos. Y, se esperaría, que viceversa, que viviéramos en Este Mundo de manera consciente y armoniosa.

Al salir del Ukhu Pacha, de ese Mundo de Adentro, del interior de la Tierra, de las entrañas de la Pacha Mama, emergemos de las Paqarinas para transitar por Este Mundo, vivir en armonía, aprender y crecer como seres humanos. Para eso también están los preceptos de Munay, querer, LLank’ay, trabajar, y Yachay, saber. El Munay lo asociamos al Ayni, la reciprocidad, motor de las relaciones sociales andino quechua. El Ayni, es la reciprocidad con todo lo que nos rodea, pero como seres humanos, con los otros y otras, en un compromiso que no tiene costo económico ni tiempo límite. El cariño por el otro ser es lo que mueve las energías de ayuda y colaboración. Llank’ay se relaciona con la Minga o Mink’a, es el trabajo colaborativo entre todo un grupo por el bien de esa comunidad o grupo social. Cada persona entrega su trabajo y así suma para construir o avanzar en bien de todas las personas. Finalmente, el Yachay se relacionaba con la Mita estatal, trabajo por el bien de todos los habitantes del Tawantin Suyo. Comúnmente escrito como una sola palabra, sin embargo “suyo” no es un sufijo por lo tanto no se aglutina a Tawantin. Es por eso que el Yachay, el saber de cada integrante era por el bien de todos. Después ese resultado iba a las Qolqas, las cuales eran los graneros estatales, que eran abiertos a la comunidad que los necesitara, ya fuese por desastres naturales, sequías, lluvias extremas etc. Este precepto y forma de trabajo desapareció a la llegada de los españoles, ya que la mirada individualista no coincidía con el aspecto social de la Mita.

Todo lo anterior, permitía vivir en un sentido comunitario, ya que todo lo que se hacía tenía una repercusión en las otras personas y en todo lo que les rodeaba. Todo esto es trasladable a la vida de hoy, ya sea que vivamos en zonas urbanas o rurales. Al tener consciencia de esto, deberíamos cuidar nuestra forma de vivir y relacionarnos con los demás seres vivos, con la naturaleza, incluso con nuestro propio ser. Pues al salir de la Paqarina a través del Ukhu Pacha, también volvemos a ella, pero esta vez, con todo lo que hemos hecho en Este Mundo. Bajo la cosmovisión quechua, seguimos viviendo en el Mundo de Abajo o Adentro, por lo tanto, nos llevamos todo lo bueno y no tan bueno que hemos hecho a ese espacio.

Así, seguimos en un ciclo continuo, venimos al Kay Pacha y volvemos al Ukhu Pacha. En Este Mundo compartimos con los difuntos, les llevamos alimentos, bebida, música etc. Esto lo hacemos hoy por ellos, y mañana lo harán otros por nosotros, así sigue este ciclo, cultivando las costumbres, honrando a los mayores, conectando con la Pacha Mama. Haylli, Haylli, Haylli.


Jeannette Pacheco Campos

Descendiente quechua. Profesora de Artes visuales, interculturalidad y cultura quechua en la universidad de Santiago. Magíster en Arte latinoamericano.

Administradora de la plataforma Sabiduría Andina y presidenta del instituto indígena IACCTIS.