Por Mauricio Labarca Abdala, editor Fanzine #BIGDATA

Septiembre fue tan intenso como doloroso. Inició con la caída de Rodrigo Rojas, uno de los estandartes más queridos de la revuelta de Octubre. De aquella imagen del garrotazo policial por la espalda a ese escuálido manifestante a la debacle del personaje performático que él mismo construyó e interpretó en torno a una impostura inimaginable. Pasó tanta “agua bajo el puente” pío nono y sus adyacencias, incluso el cuerpo de un adolescente proyectado al lecho del río por la misma infamia policiaca tan propia de la institución.

La caída del Pelao fue un mazazo para el movimiento de Octubre en el más amplio de los sentidos, y en el peor momento posible, justo cuando el reflujo conservador empezaba a campear como una realidad innegable. Fue también una puñalada en el bajo vientre del proceso constituyente, tanto en su dimensión institucional como extrainstitucional.

También fue un recordatorio de que en pleno proceso de desmonumentalización, cuando bajamos del pedestal a aquellos “próceres” de la sociedad colonial que impugnamos, también nuestros propios referentes hacen lo propio; exhiben sus debilidades y miserias, y caen también del pedestal en el cual a veces les situamos, en parte por un vacío de un relato verdaderamente aglutinante y cohesivo del movimiento social, en parte por la resistencia a avanzar decididamente hacia una concepción realmente horizontal de la sociedad, tanto de nuestros imaginarios como de nuestras dinámicas, en donde ese culto cuasi religioso, y a ratos mitológico, de determinadas figuras ya debiese ir mermando, en tanto humanizamos las historias y sus protagonistas, los bajamos a nuestro nivel y abrazamos sus contradicciones, sus falencias e imperfecciones.

Quizás los pedestales vacíos podrían ser una posibilidad interesante a modo de declaración autoexplicativa en una nueva sociedad, si es que logramos construirla.

Prosiguió Septiembre su recorrido ingrato con las vergonzosas escenas de la marcha xenófoba en Iquique y algunas otras secuelas del mismo impulso racista en otras regiones. El “mes de la patria” parece que trajo consigo lo peor de sí, ese patriotismo fundamentalista y ramplón que ve todo lo diferente como una amenaza al statu quo y a la posición que quienes lo encarnan creen ocupar en él. Ese nacionalismo rabioso, ignorante y fetichista, ávido de emblemas, iconografías y dudosos relatos que conforman la historia oficial, hizo sentir con fuerza toda su bajeza y la miseria de sus argumentos, desatando su furia contra el más débil, aquel que ya viene golpeado por su propia diáspora, su pobreza material y la fragilidad de su situación humanitaria. La imagen de uno de esos desalmados arrojando un coche infantil a la hoguera en la que quemaron las pocas pertenencias de esos inmigrantes es suficientemente elocuente al respecto. Probablemente, se convierta con el tiempo en una de las postales del actual reflujo conservador que experimentamos en la actualidad, en esa ida y vuelta del péndulo que, en momentos críticos de la historia, experimenta un rango, una intensidad y una velocidad de oscilación vertiginosa e infartante.

Desde la vereda institucional y gubernamental, el tema de la crisis migratoria, y este episodio en particular, ponen en evidencia la miseria de un mal gobierno, que hace dos años atrás asistía a Cúcuta, aprovechando un momento especialmente crítico del gobierno venezolano, y donde fue a darse de codazos con otros mandatarios y con el tristemente célebre Juan Guaidó, “presidente encargado del país de Nunca Jamás”, con tal de protagonizar y “robar cámara”. El lamentable espectáculo internacional fue coronado con el ofrecimiento populista de dar refugio y asilo a lxs venezonalnxs que estuviesen considerando migrar debido a la crisis. Hoy les da la espalda a esxs mismxs a quienes invitó, y ofrece, en cambio, su vergonzoza política de expulsiones colectivas como “solución” a dicha crisis.

Ese nacionalismo rabioso, ignorante y fetichista de emblemas e iconografías, de dudosos relatos que conforman la historia oficial, hizo sentir con fuerza toda su bajeza y la miseria de sus argumentos, desatando su furia contra el más débil, aquel que ya viene golpeado por su propia diáspora, su pobreza material y la fragilidad de su situación humanitaria.

Y bueno, ese tránsito implacable de Septiembre continuó su camino llevándose al histórico compositor y cantor popular, Patricio Manns, acrecentando la orfandad de un movimiento social en horas bajas, golpeado por dos pandemias, la sanitaria y la electoral, y en plena curva ascendente de este reflujo galopante. De todos modos, la vida y obra del artista es tan significativa que no cabe posibilidad alguna del olvido o la intrascendencia. Muy por el contrario, ocupa un lugar protagónico en el panteón de lxs grandes.

Desde otro punto de vista, resulta imposible no mencionar el hecho de haber perdido a la compañera de su vida el año anterior, y el poco tiempo entre esa despedida y la propia muerte del cantor. Eso nos habla de esos amores gigantes, de esas historias potentes que merecen ser contadas, de ciertas uniones que la muerte no logra vencer realmente, que lo trascienden todo, hasta el éter.

Por tu legado y toda una vida encarnando ideas, sueños y principios, te saludamos y abrazamos allá donde estés, seguramente arriba, muy cerca de esas alturas, donde transitaste antes “con un rebaño del bueno, arriba en la cordillera, donde no te vio cruzar ni el viento.

Volviendo al mentado reflujo, ¿de qué hablamos exactamente? Dialéctica mediante, hallamos macro ciclos y micro ciclos, idas y venidas, flujos y reflujos, impulsos de cambio y de restauración, con sus respectivas fuerzas en pugna y el constante movimiento de dichos equilibrios.

Visto desde la perspectiva del ciclo mayor, no hay duda de que seguimos asistiendo a su etapa terminal, a su degradación y decadencia. El derrumbe institucional es su expresión más inequívoca, sin dudas, y no hay forma de evitar su fatídico destino.

Pero dentro de ese fin de ciclo, es del todo lógico que la fuerza y el impulso de cambio haya crecido en caudal, potencia y razones por doquier. La revuelta social chilena, en nuestro caso, es su síntoma más rotundo. A partir de ahí, la fractura se hizo irreparable al largo plazo.

Pero dentro de la etapa terminal del actual paradigma hay también micro ciclos, como las mareas. Si el 18 de Octubre dio por iniciado un Tsunami, ahora estamos viviendo una resaca, un movimiento de contracción, un impulso restaurador, que a la larga será estéril, no hay duda, pero que implicará un año, quizás un poco más o un poco menos, de un aparente repunte de una institucionalidad agonizante, derivas fascistas crecientes, y el auge puntual y, seguramente pasajero, de la nueva concertación y su proyecto de “segunda transición”.

El siguiente flujo seguramente será de dimensiones volcánicas, y el proceso destituyente se llevará también por delante estos intentos de normalización y estabilidad política, que hoy parecen gozar de un gran presente, pero que en la práctica tienen muy poco futuro en un juego que ya está trazado.

Pero dentro de la etapa terminal del actual paradigma hay también micro ciclos, como las mareas. Si el 18 de Octubre dio por iniciado un Tsunami, ahora estamos viviendo una resaca, un movimiento de contracción, un impulso restaurador, que a la larga será estéril, no hay duda, pero que implicará un año, quizás un poco más o un poco menos, de un repunte de una institucionalidad agonizante, derivas fascistas crecientes, y el auge puntual y, seguramente pasajero, de la nueva concertación y su proyecto de “segunda transición”.

Y en eso Octubre. Si, ese Octubre con su carga histórica y una primavera que no logra hacerse sentir del todo. Inaugurado por la aprobación parcial del emblemático proyecto de la Minera Dominga, como una representación a escala de todo lo que está mal en Chile, como tantos otros casos. Basta ver a quienes están implicados en el negocio, de que forma han ido desarrollando el proyecto, la evidente omisión de las instancias de evaluación ambiental ante la indiscutible devastación ambiental que provocaría su implementación, precisamente en un santuario ecosistémico único y sin la más mínima consideración de las comunidades y pueblos originarios que habitan dicho territorio.

Todo lo que implica y rodea a este proyecto tiene esa dimensión simbólica, casi performática, de representar tantos elementos de nuestra sociedad pasada, transicional, cuyos días han de estar contados.

Lo hermoso de estos tiempos de fin de ciclo, es que todo sale a la luz con una velocidad inusitada. Y aquello que parecía un avance contundente de este proyecto en su más reciente instancia de evaluación sufrió un traspié mayor al filtrarse sincrónicamente el detalle de los “panamá papers”, implicando a Piñera-Délano en tratativas indebidas, conflictos de interés y elusión tributaria, por lo bajo.

Esto ya no solo deja en un muy mal pie a Dominga, sino que pone al propio Piñera contra las cuerdas, acusación constitucional mediante, siendo ya derechamente un lastre para su propio sector, al que ya ha dañado irreparablemente.

Y, por otro lado, nuestro Octubre, originario y rebelde, plurinacional y mestizo, que recuerda la invasión y el genocidio, así como ese colonialismo que sigue latente y campante en estas tierras, arraigado en la cultura y en las instituciones de las sociedades latinoamericanas.

Recordamos a aquellas naciones que sufrieron el exterminio y abrazamos a aquellas que lograron subsistir y que aún resisten, más de cinco siglos después, la arremetida de las inversiones extractivistas, la complicidad y la violencia de los estados y la indiferencia y el racismo de parte de estas sociedades.

Como ya hemos señalado antes, en otras ediciones, vaya para esos pueblos nuestro afecto y admiración. Hoy, que lo medioambiental ha pasado a ser tema central de la discusión pública, es muy necesario reafirmar que la verdadera “primera línea” de defensa del medioambiente han sido justamente las primeras naciones, antes de que estuviese de moda y mucho antes de que fuese “tema”.

Hemos querido invitar a compartir sus reflexiones a muchxs hermanxs, pertenecientes a diversas naciones del norte, sur y sector austral del territorio, y que podamos saber “en que están” y los desafíos que enfrentan, en un momento de auge de lo plurinacional en el ámbito de las ideas, pero aún bajo el imperio de lo colonial en la práctica. Tanto es así, que hemos debido observar la desmedida represión a las marchas indígenas conmemorativas, y hoy lamentamos la muerte de una luchadora y defensora popular, Denisse Cortés, quien cayó en el marco de la represión injustificada y desproporcionada.

Sumado a eso, parece que precisa y deliberadamente hoy, 12 de Octubre, este gobierno infausto decretará estado de emergencia en la Araucanía, militarizando aún más el Wallmapu y la posibilidad cierta de tener que lamentar más sangre hermana en los días venideros.

No hay casualidad posible aquí, el mensaje es tan claro como la mala fe que hay tras estas medidas, tanto como el espíritu colonial que aún pervive en el estado chileno y buena parte de los estados latinoamericanos.

Pero no, ¡no pasarán!

Recordamos a aquellas naciones que sufrieron el exterminio y abrazamos a aquellas que lograron subsistir y que aún resisten, más de cinco siglos después, la arremetida de las inversiones extractivistas, la complicidad y la violencia de los estados y la indiferencia y el racismo de parte de estas sociedades. Como ya hemos señalado antes, en otras ediciones, vaya para esos pueblos nuestro afecto y admiración.