Editorial #BIGDATA: EL ARTE DE RESISTIR O EL ARTE COMO RESISTENCIA
Por Mauricio Labarca Abdala
EN LA CRESTA DE LA (CONTRA)OLA / WINTER IS COMING
Iniciaré está editorial con un supuesto, y digo supuesto porque honestamente no da para hipótesis: creo que estamos ya en la cresta de la contra-ola conservadora-restauradora (léase reflujo, reacción o resaca). Esa altura o potencia máxima del reflujo indudablemente se sostendrá todo lo posible hasta el día del plebiscito de Septiembre, pues por definición encarna la resistencia al cambio, y en dicha instancia se expresa parcialmente esa posibilidad de contar con un punto de partida para empezar a desmontar el Kraken neoliberal que asola este territorio desde hace más de 4 décadas ya. Y es que es tal el nivel de adoctrinamiento ideológico de masas (travestido de apoliticismo), que incluso una posibilidad parcial de cambio al orden neoliberal y al estado colonial, provoca la más histérica y furibunda de las reacciones.
El reflujo restaurador es un monstruo de muchas caras y tentáculos, y opera a su vez en distintas dimensiones. El rechazo y su campaña encarnan la más evidente y clásica de ellas. Es/son el statu quo mismo. Ese que teme a todo lo distinto y desconocido, y ve en la emergencia de un nuevo paradigma una amenaza a su “identidad” y a su “estatus” dentro del orden conocido e impuesto. Reacciona y responde desde esa cultura pueblerina e insular “típica chilena”. De todos modos, no está demás precisar que en esas otras dimensiones del reflujo restaurador emergen manifestaciones menos evidentes, tales como el intento de relegitimación del sistema político institucional, impulso protagonizado por el gobierno actual junto a otras actorías secundarias aún menos inspiradoras, si cabe.
Y aunque la disyuntiva constituyente será tema central en nuestro siguiente número, resulta inevitable referirse a ella en estos días en que, de lado y lado, sigue siendo el miedo lo que determina y define en gran medida el actuar de unxs y otrxs. El miedo al cambio (al fantasma del socialismo, a los inmigrantes pobres, al nuevo orden mundial y a la invasión reptiliana, entre otros delirios) protagonizado por las fuerzas del rechazo, es el más evidente. Se trata de un miedo irracional y atávico surgido de la ignorancia, el prejuicio y una campaña de desinformación diseñada desde lo más alto y, a la vez, desde lo más bajo, éticamente hablando.
La proliferación indiscriminada de fake news respecto al borrador habla mucho de la miseria moral de un sector que siempre ha demostrado estar dispuesto a lo que sea con tal de salirse con la suya. Eso no constituye ninguna sorpresa, y pese a lo vomitivo que resulta, sigue siendo lo esperable. En cambio, lo que no deja de impresionar es el grado de éxito de este tipo de juego sucio, en tanto una porción no menor de la población, la misma que en su momento incluso se sintió convocada por ese Octubre del 2019, hoy repita los titulares de tanta falsedad como si se tratara del “padre nuestro”. Y si, considerando el dominio y bombardeo mediático que ejercen, se puede explicar la efectividad de esta estrategia Goebbeliana, no deja de ser doloroso ver la facilidad con que tantxs han sido convencidxs mediante falacias y ciencia ficción, luego de que las miserias del sistema fuesen expuestas en total desnudez, ante la mirada de todo el país hace apenas poco más de dos años.



POLÍTICA DEL MIEDO Y REORDENAMIENTO MODERADOR
Al otro lado de la vereda también el miedo campea, aunque se mezcla y se trenza, en cierta medida, con destellos de esperanza. Pero el miedo es cosa seria, y cada vez que la bestia del fascismo sale de su cueva, muestra sus colmillos y toda la odiosidad que le define y que encarna, se reactivan los traumas de antaño en las generaciones que sufrieron toda esa barbarie, en los siniestros tiempos de los corvos, fusiles y uniformes. Lamentablemente, hacer política desde el miedo y el trauma suele producir distorsiones perceptuales lógicas, así como espejismos de oasis ante tanta desolación. En ese terreno es donde un gobierno como el actual, carente de convicciones y desesperado por sostener cierta “sensación de gobernabilidad” no tenga reparos en revalidar a los cadáveres de la política de los 30 años, creyendo que aún hay un “centro” al cual aferrarse para no naufragar, ante el silencio y la complicidad de muchxs que de tanto mirar para el lado pronto requerirán de una buena masoterapia para la tortícolis.
Hace pocos días, la errática ministra del interior volvía a respaldar a la policía política chilena y a justificar un nuevo estallido ocular en el Wallmapu, aún con todo lo que ello evoca y representa. Eso habla claramente de un vacío total de sentido y la búsqueda de administrar “lo que hay”, sin mayores pretensiones que mantenerse a flote, cueste lo que cueste. Nadie puede negar el auge fascista, como síntoma del reflujo restaurador y el acoso que ello implica. Pero ello no parece bastar para justificar tantos cambios de postura y algunas volteretas de carácter casi olímpico. Hoy, desde el bloque oficialista surgen declaraciones que van en la línea de “aprobar para después reformar”. Y no es que sorprenda, en tanto que como bloque político han protagonizado toda una arremetida restauradora en la etapa final de la Convención, aprovechando el contexto desfavorable para los Pueblos, con la clara intención de moderar al máximo los cambios allí propuestos y realizar una poda digna del más experto en jardinería (y cocina).



CRISIS ORGANIZATIVA / CRISIS DE SALUD MENTAL
Hay otra dimensión del reflujo que resulta necesario admitir, además de abrir el debate correspondiente, pues esta resaca nos ha pasado por encima en muchos sentidos y formas. Y es que la nefasta conjugación de una cierta tradición de malas prácticas organizativas (vanguardismo setentero, pasadas de máquina por doquier, instrumentalización de los espacios y búsqueda permanente de la hegemonía en toda instancia, entre otras), sumada a la crisis de confianzas como resultante lógica de lo anterior y una escasa capacidad de diálogo y debate constructivo, han ido mermando el potencial de nuestros movimientos desde el 2020 hasta la fecha. La tendencia ha sido mayoritariamente hacia la división, fragmentación y atomización.
La pandemia, sin duda, hizo de las suyas también, sometiendo a los movimientos y comunidades organizadas a una situación inédita, de máximo estrés y desgaste. De allí la imposibilidad de haber podido sostener al movimiento social en un sitial relevante, con fuerza como para seguir haciéndose sentir tanto en las calles como en los espacios institucionales desbordados de Pueblo, como la CC. Aquello dejó en cierta orfandad a lxs constituyentes que iban por cambios estructurales, les debilitó e, incluso, confundió. De este modo, les resultó imposible contener de mejor forma la arremetida moderadora del eje FA-PS y gran parte del sistema de partidos que allí operaron.
El reflujo también incluye de forma determinante un elemento que por sí solo amerita una reflexión mayor. Me refiero a la crisis de salud mental generalizada que la pandemia ayudó a visibilizar y también a potenciar producto del encierro masivo. También la incertidumbre y psicosis experimentada ante una situación inédita en la historia moderna, amplificada por otras derivadas de la crisis sanitaria, como lo concerniente al ámbito del trabajo y la economía familiar de incontables hogares chilenos. Esta crisis de salud mental emerge transversalmente en las diferentes capas de la sociedad y se expresa a todos los niveles, incluyendo la dimensión cotidiana, en donde la ciudad y los espacios públicos han sido desbordados por una hostilidad dolorosa, donde la violencia parece ser la respuesta en muchas situaciones a toda escala y se percibe una frustración generalizada, así como múltiples brotes de neurosis colectiva e individual.
Todo ello permea, sin duda, también a los movimientos, territorios y comunidades organizadas, limitando y mermando sus posibilidades organizativas y poniendo en juego muchas veces su propia existencia. Este es un tema que debe ser abordado prioritariamente con la mayor seriedad si es que pretendemos aportar a la reactivación de un movimiento social que logre trascender el contexto de la protesta y pueda avanzar en una dinámica constructiva y propositiva.






EL ARTE Y LA CREATIVIDAD COMO RESISTENCIA
Como ya se ha señalado, el siguiente número (Agosto) estará totalmente dedicado a la nueva Constitución, siempre desde la mirada crítica que caracteriza a este Fanzine. Iremos por el Apruebo con la claridad de todo lo que nos arrebataron a última hora, desde el FA-PS a la derecha. Simplemente, estaremos plantando la bandera a partir de la cual intentaremos seguir avanzando, a pesar de esta renovada clase política, y con la certeza de que este reflujo restaurador no durará “toda la vida”, ni mucho menos.
Mientras el derrumbe global siga en curso, los microciclos de ‘flujo y reflujo’ continuarán con su vaivén, como la marea, y no habrá resaca capaz de detener el Tsunami que se avecina desde esa historia aún por escribirse. Mientras tanto, toca seguir sembrando, pues los tiempos que corren no dan todavía para cosechas, y hemos de respetar los ciclos de la tierra para hacer lo que toca en cada momento y estación.
Una porción de la siembra que somos todxs quienes intentamos aportar a la construcción del nuevo paradigma lo hacemos desde la creatividad y el arte. El arte como expresión de la esencia humana, sus procesos y complejidades, siempre alberga la esperanza de lo nuevo y, a la vez, es continuación y continuidad de largas tradiciones colectivas y creativas. En la expresión creativa se encuentran mundos aparentemente diferentes, pero complementarios, a veces incluso sinérgicos. En el Fanzine #BIGDATA tenemos el honor de contar con la participación de grandes artistas. Hermanos latinoamericanos del mundo creativo que siempre han tenido la generosidad de compartir su arte lleno de sentido (y razón) con nosotrxs. Este número está totalmente dedicado a ellxs. Logramos concretar algunas entrevistas con algunxs, para que nuestrxs lectores les conozcan un poco más. En otros casos incluimos galerías con algunos de sus trabajos, aunque igualmente faltaron otrxs tantxs, pero intentaremos ponernos al día con ellxs en los siguientes números. Es una promesa.
“Resistir es crear, crear es resistir” Gilles Deleuze





