Por Mauricio Labarca Abdala, editor

Hemos llegado a este Noviembre, marcado por otra elección más, con el agotamiento del flujo abierto en aquel Octubre histórico y la sensación de haber viajado en el tiempo en la conmemoración de nuestro 18-O. Se volvió a sentir en el aire esa desobediencia plebeya, esa marea transformadora que excede y desborda derivas institucionales y se mantiene atenta y alerta ante este resurgimiento conservador/restaurador que crece y se articula.

Fuimos, fácilmente, medio millón de cuerpos en el epicentro de aquella ruptura de la normalidad transicional, manifestando una latencia interesante y esperanzadora. Una multitud que, pese al desgaste de estos “dos años que cuentan por veinte” y a la adversidad multidimensional del momento que corre, indica que un nuevo flujo es una posibilidad cierta, y no mucho más allá de un par de años hacia adelante. Ese “ida y vuelta” del péndulo traerá más sorpresas muy pronto.

Y como nuestro lugar y perspectiva está muy lejos de tener la mirada puesta en el mundo institucional en decadencia y su expresión electoral, vacía de toda potencia social genuina, como aquellas fachadas escenográficas de western del siglo pasado. Lo nuestro va por otro carril. Tomamos en cuenta la situación social y política en la que habitamos (faltaba más), pero el devenir de la política partidista y de la casta que la encarna son, para nosotrxs, motivo de análisis, sobretodo como etapas y, muchas veces, síntomas locales en desarrollo del derrumbe institucional y el fin de ciclo global al que asistimos. Dicho fin de ciclo histórico nos parece una oportunidad de largo aliento para ir construyendo desde la base de la sociedad un nuevo paradigma, una nueva estructura y unas nuevas prácticas.

Por lo demás, apostamos a construir nuestra propia agenda y enfocarnos en los movimientos de los que provenimos, intentando ser un aporte para ellos, un espacio de reflexión y de encuentro, que es como describimos a este proyecto llamado Fanzine #BIGDATA. Y por cierto que estamos atentxs a este auge del fascismo, ¿¡cómo no estarlo!?, y su expresión electoral nos parece que amerita preocupación, claro que si. En primer término, la entendemos como parte de un fenómeno y síntoma natural a todo fin de ciclo. La sensación de incertidumbre hace que muchas personas, entre el miedo, la desesperación y la ignorancia, sientan la necesidad de algo a lo que aferrarse, una certeza, un pilar. Y en ello, muchxs caen en la trampa de un fascismo que siempre ha sabido sacar provecho de las crisis, que, digamos, son su terreno fértil.

Y bueno, estas últimas semanas, como no sucedía hace tiempo, nos han traído mucho movimiento en esas altas y decadentes esferas. El parlamento ha gozado de una atención inédita para estos tiempos, dando un paso adelante en la AC contra Piñera, a la vez que ha dado la venia para extender la ultra militarización de la Araucanía y, por si faltara, parece cerrarle el paso a la posibilidad del 4to retiro del 10%. No seremos lxs primerxs ni los últimos en destacar el hecho de que la acusación constitucional prospere en torno a opacidades económicas, conflictos de interés y corrupción, la especialidad del imputado Piñera. Y que, sin embargo, ese mismo parlamento no estuvo disponible para hacer lo propio ante la violencia estatal y las violaciones generalizadas a los DDHH, orquestadas, estimuladas y amparadas por el gobierno. Eso habla de la matriz neoliberal de nuestra cultura y de una distorsión ética profundamente arraigada en lo estructural y lo cotidiano de este país.

La militarización del Wallmapu, el juego favorito del estado colonial, es otro hecho lamentable que deja entrever, como tantas veces, como la historia misma, la esencia racista del latifundio llamado chile. Otro peñi asesinado en medio de los juegos de guerra de los sabuesos de la elite y varixs heridxs más, en una historia conocida que solo se reproduce una y otra vez, cíclicamente, y que pretende marcar con claridad cuál es el lugar de cada cual, y qué es lo que se permite cuestionar, según de quien se trate. Luego del exterminio y el despojo territorial, el poder constituido y la elite a la que éste sirve, establecen con claridad los límites del actuar permitido a las Primeras Naciones. Y pobre de aquel que ose cuestionar el orden imperante o, peor aún, insinúe alguna locura como el derecho a la autodeterminación o intente la recuperación y el control territorial. Una buena dosis de plomo y militarismo es la respuesta programada.

Para concluir, damos un salto internacional y dirigimos la mirada a la Cumbre de Cambio Climático COP 26 – Glasgow, Escocia. Tenemos la suerte de contar con un reporte in situ de una de nuestras más cercanas colaboradoras, quien participa de dicha instancia y puede relatar con total propiedad lo desoladora que viene siendo la situación ambiental, ante la nula voluntad de poner en marcha los cambios, ajustes y restricciones que el planeta requiere para no sufrir aún más daño irreparable del que ya padece. Más allá de cualquier eslogan y discurso grandilocuente, los “líderes mundiales” no parecen dispuestos a entender la urgencia y la magnitud de la catástrofe. Bajo este imperio de la irracionalidad, entendemos que no queda tiempo y muy pronto tampoco quedará planeta. Parece más fácil imaginar al ser humano colonizando otros planetas que intentando recuperar y salvar el nuestro.

En esta edición contamos con grandes trabajos de viejxs y nuevxs amigxs ilustradorxs, artistas que generosamente han querido compartir su trabajo con nosotrxs, destacando una nueva colaboración internacional, desde la hermosa tierra de Oaxaca y enfocada en el Pueblo Originario Ngiba-Ngigua, la ilustradora Mitzy Juárez nos comparte un maravilloso trabajo para el proyecto #Lastrecesemillaszapatistas #Tzam e inspirado en las tradiciones orales de las Primeras Naciones. También debuta en #BIGDATA Joaquín Ascuí (Y.uksa) y vuelven a colaborar con nosotrxs nuestrxs queridxs amigxs Daniela Trigo, Mono con Lápiz, Se Hacen Monos y nuestra ilustradora de cabecera, Fran Villarroel (frandalecolor). La creatividad y el color siempre serán parte de nuestro camino, aún en los peores tiempos, cuando la tormenta autoritaria arrecie o la desesperanza invada a nuestra gente. Resistir es crear.