Acción sentipensante por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos
Por Sebastián Toledo, Magdalena Reyes, Esteban Barra, Paulo Pizarro, Javiera, Nadia Sfeir, Pablo González, Fernanda Muñoz, Elías Esper Castro
Como grupo de Agroecología Popular hemos llevado a cabo un diagnóstico reflexivo en torno a la situación del sistema alimentario en el mundo contemporáneo, a través de las ciencias sociales y la agroecología. Vemos que los sistemas productivos han sido profundamente afectados por las transformaciones que el capitalismo ha impulsado en los diversos territorios agrarios. La agroindustria extractivista, manejada por multimillonarias corporaciones que financian dudosos estudios “técnicos-científicos” para justificar su accionar, se ha vuelto hegemónica en los campos de América o Abya Yala. Esto ha intensificado la precariedad del trabajo rural y generado drásticas consecuencias en la salud de las personas y sus ecosistemas circundantes. La precariedad del contexto rural en Chile hace que la mantención de una organización política autónoma y confederada no florezca como esperaríamos; y que muchas de las alternativas que se presentan se creen dentro y en fomento de una economía neoliberal que premia la competencia, el individualismo y el hedonismo entre la población.
El extractivismo no sólo se expresa en la agroindustria dentro del modelo primario exportador chileno, sino que también en otros proyectos de inversión que afectan directa e indirectamente al sector agrícola, como por ejemplo, la deforestación del bosque nativo para la plantación de monocultivos de pinos y eucaliptus manejados por grandes corporaciones que niegan que nuestras vidas y nuestros cuerpos sean parte de la naturaleza, generando crímenes ambientales y sociales que hasta el día de hoy no tienen sanciones.
En este contexto surgimos como colectivo formado desde los afectos, la amistad y el compromiso político. A partir de la combinación interdisciplinaria entre la práctica antropológica, la psicología comunitaria y la agroecología, hemos buscado aportar a la transformación social desde la agricultura ecológica. Entendemos a esta como una práctica histórica, un movimiento social y una ciencia crítica que produce conocimiento desde la acción, pero también, como una forma de vida y de relación con el entorno que trabaja para el bienestar de las comunidades humanas y no humanas que habitan en la tierra, desde la horizontalidad y la democracia directa.
Apostamos por la agroecología como una herramienta de lucha, que a través de la práctica habilita procesos de recomposición de tejidos sociales, de reconexión con los entornos naturales, con la capacidad humana de convivir sentipensándose naturaleza. Creemos que hoy vivimos un punto de inflexión y contradicción profunda producto del capitalismo depredador que, basado en sus pilares cosmovosionales de progreso y desarrollo, nos arroja hacia la imposibilidad de nuestra especie -y muchas más- de continuar habitando el planeta en décadas cercanas.
En el proceso de aprendizaje agroecológico potenciamos la capacidad de las personas y los colectivos de asociarse en pos de su soberanía, alimentaria y territorial, su autonomía y autodeterminación, considerando que la dependencia social a los sistemas alimentarios de la agroindustria son un eje principal de opresión hacia los pueblos.
“Apostamos por la agroecología como una herramienta de lucha, que a través de la práctica habilita procesos de recomposición de tejidos sociales, de reconexión con los entornos naturales, con la capacidad humana de convivir sentipensándose naturaleza”.


Hoy en día, como colectivo, nos encontramos trabajando principalmente en dos contextos. El primero en la urbe, donde nos hacemos parte del Huerto Comunitario Dignidad, en la población José Donoso de la comuna de El Bosque: uno de los territorios que dio vida a las huelgas de hambre al comienzo de la crisis sanitaria en Chile. Allí, colaboramos en la labor de las vecinas del territorio a través de la construcción de un espacio productivo social y alimentariamente, que potencia las redes locales mediante la participación en los procesos de un huerto. Desde aquí, entendemos los huertos comunitarios urbanos como una de las formas de hacerle frente al sistema capitalista y su agronegocio que, desviado del objetivo de alimentar saludablemente a las poblaciones humanas, se ha vuelto un negocio multimillonario a costa del despojo territorial y de conocimientos de los habitantes de la ciudad y del campo.
Por otro lado, hace 7 años formamos lazos con la Comunidad Agustín Millao, en la localidad de Puralaco, Toltén. Allí, acompañamos a la comunidad en diversos procesos que buscan recuperar la soberanía territorial y el conocimiento ancestral, a través de la agricultura como una práctica comunitaria, que se enriquece del conocimiento agroecológico, como forma de vida, en resonancia con el contexto cultural. A través de diagnósticos sociales participativos, y realizando actividades que apunten a largo plazo a una transición agroecológica, intentamos contribuir a la recuperación de saberes mapuche, su traspaso intergeneracional y su puesta en práctica en la cotidianeidad.


Nos propusimos transformar la decadente realidad trabajando con campesines, el pueblo mapuche y habitantes de la ciudad interesados en la agricultura y en la alimentación, aprendiendo de sus prácticas ancestrales, experiencias, e intercambiando conocimientos para la mejora de nuestros suelos, cultivos y relaciones sociales. Estamos en un proceso constante de autoformación, anhelando contribuir al cambio socioecológico del planeta, desde nuestras bioregiones, comunidades, territorios y cuerpos. Sentimos y pensamos que la mejor forma de estar bien, nuestro entorno y nosotras mismas, es transformando radicalmente el sistema alimentario y agroindustrial que domina hasta la actualidad.
En este sentido, vemos la agroecología como una herramienta de lucha, como una de las vías que hay y un espacio en disputa que encuentra en el internacionalismo de la Vía Campesina una fuente de experiencias y propuestas que nos permiten ir nutriendo un proyecto, el cual se alimenta también de distintas experiencias de resistencia. Esta organización prefigura un mundo ecológico, con organizaciones y comunidades confederadas en territorios que respetan los límites y equilibrios ecosistémicos, permitiendo el sostenimiento de la vida, a la par que tejen relaciones sociales libertarias depuradas de la dominación patriarcal, colonial y capitalista. En la ciudad nos encontramos hoy habitando, algunes más cerca de “lo rural” que otres, pero donde nos encontramos aplicamos y repartimos agroecología para anclar está práctica y movimiento en los territorios que deben ser recuperados y regenerados bajo criterios ecológicos y sociales.

¡Contra la agroindustria extractiva: Soberanía alimentaria!
¡Contra el envenenamiento de los agrotóxicos: Agroecología soberana!
¡Contra toda forma de dominación: praxis eco-libertaria!
Sebastián Toledo
Antropólogo y Fotógrafo.
Magdalena Reyes
Licenciada en Antropología.
Esteban Barra
Técnico Superior en Agricultura. Estudiante de Licenciatura en Agroecología.
Paulo Pizarro
Técnico Superior en Agricultura.
Javiera
Técnico Superior en Agricultura.
Nadia Sfeir
Licenciada en Bioquímica.
Pablo González
Psicólogo comunitario.
Fernanda Muñoz
Licenciada en Antropología.
Elías Esper Castro
Antropólogo.